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Recordando al Pastor Salabarria

Por Tom Willey, primer director de World Relief – Miami, inaugurado en 1980

Pastor Salabarria

Hay un nombre que nunca debe olvidarse en la historia de la Oficina de Ayuda Mundial de Miami: Manuel B. Salabarria. Él era el hombre de Dios en ese momento. El 5 de mayo de 1980, me pidieron que abriera la Oficina de Ayuda Mundial de Miami para responder a la avalancha de “inmigrantes cubanos” que llegaban al sur de Florida (más de 128.000). Yo tenía la ventaja de haberme criado en Cuba y haber vivido dos años bajo la Revolución de Castro. En menos de un mes, Miami proporcionó un “centro integral” para que todas las agencias voluntarias continuaran el proceso de reasentamiento en el centro cívico vacío.

Fue en esa época cuando el reverendo Manuel Salabarría vino a ofrecerme sus servicios. El pastor Salabarría tenía una vasta experiencia en el trabajo social. En los primeros años de la Revolución (antes de que se declarara marxista-leninista), había estado a cargo del reformatorio estatal más grande de Cuba. Después de salir de Cuba (con papeles falsos debido a su posición en el gobierno), trabajó como pastor en Puerto Rico desde 1962 hasta 1970, cuando se mudó a Miami. Al principio, tuvo dificultades para ganarse la vida, hasta el punto de que reparaba automóviles bajo los árboles de su patio.

Tomaba su diezmo y lo convertía en “monedas de diez centavos” (el costo de una llamada telefónica en ese momento) e iba al aeropuerto cuando llegaban los vuelos de Cuba. Recibia a la gente que bajaba de los aviones y les decía: “¿Necesitan diez centavos para hacer una llamada? Mi nombre es Reverendo Salabarria, les doy estas monedas de diez centavos en el nombre de Jesucristo”.

Su sabiduría y experiencia durante los primeros años de funcionamiento de World Relief Miami no tenían precio. Parecía que, respaldado por una “oración rápida” (muchas veces le decía: “Pastor, por favor baje la voz, usted está en una oficina del gobierno”), el Pastor Salabarria encontraba una solución para cada caso problemático.

El pastor Salabarria podía reconocerlos cuando entraban por la puerta. Muchos eran “sus muchachos” con los que había trabajado en el orfanato del gobierno y que se habían dedicado a la delincuencia y las drogas. El pastor sabía cómo manejarlos. A la mayoría de ellos no les quedaba dinero en sus cuentas para ayudarlos ni fondos “de respaldo”.

Habiendo sido pastor de una denominación en Cuba, Salabarria había dirigido iglesias en muchas de las ciudades. Le preguntaba al “refugiado” de qué municipio de Cuba era y luego llamaba al “municipio en el exilio” y decía: “Tengo uno de sus hijos extraviados que necesita ayuda para conseguir un trabajo (o un lugar donde vivir o dinero para el alquiler)”. Por lo general conseguía la ayuda necesaria.

Durante los primeros años que el Pastor Salabarria trabajó con World Relief Miami, le diagnosticaron cáncer de pulmón. Su cáncer era de los que presentaban pocos síntomas hasta las etapas finales. Así fue que Manuel Salabarria trabajó como voluntario durante los últimos cinco años de su vida sabiendo que tenía una enfermedad mortal.

Lamentablemente, durante los últimos meses de la vida del pastor Salabarria, cuando el cáncer se apoderó de él, yo era a la vez Director de la oficina de Miami y Director Regional para América Latina y el Caribe, pasando sólo uno o dos días por semana en Miami. Así que, muy a mi pesar, cuando Manuel B. Salabarria fue a encontrarse con su Señor y Maestro, a quien había servido tan fielmente durante tantos años, yo estaba fuera de la ciudad y me perdí su funeral.

Entre 1980 y 1981, el pastor Salabarria logró encontrar empleo para 750 de “sus muchachos” en el área de Miami. Pocos empleadores lo rechazaron cuando llamó para pedir trabajo para alguien.

Nunca olvidé a un empresario cubano bastante frustrado que me dijo por teléfono: “No puedo decirle que no a este viejo, él me dio mi primer centavo cuando aterricé en este país”.

En esos primeros dos años, World Relief Miami reasentó a más de 6,500 “inmigrantes cubanos”. Dios ha preparado a algunos siervos muy especiales que han trabajado con World Relief a lo largo de los años, pero uno de los más especiales fue el pastor Manuel B Salabarria.

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