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El don de la audición trae nueva vida a una pareja de refugiados butaneses

Dupage Refugee 1

Cualquier refugiado que entra en Estados Unidos se enfrenta a obstáculos importantes. Pero para Nar y Dhan Maya Ghorsai, una pareja de butaneses reasentados en Aurora, el silencio resultó ser el peor: sordos durante la mayor parte de sus vidas, Nar y Dhan no pudieron aprender inglés, entablar relaciones profundas ni alcanzar el éxito en su nueva comunidad. Sin embargo, el 15 de junio de 2012, su silencio se rompió con el regalo de los audífonos. Nar y Dhan pudieron hablar, escuchar e interactuar con un mundo que había sido “aburrido” durante años, dice la pareja.

Esther Myahla, especialista en casos médicos de World Relief, explica que la sordera es un fenómeno común entre la comunidad butanesa. Muchos llegan a Estados Unidos con una capacidad auditiva limitada, pero pocos médicos han podido identificar la causa raíz. Myahla explica lo siguiente sobre Nar: “Un día se despertó siendo un niño y ya no podía oír”. Durante años, la pareja no tuvo respuestas ni oportunidades y, como muchos butaneses, simplemente aceptaron su pérdida auditiva y las limitaciones resultantes.

Todo esto cambió cuando la familia conoció a World Relief. A través del programa de Gestión Intensiva de Casos Médicos, la familia Ghorsai se puso en contacto con Esther, que actuó como su portavoz, defensora y compañera. Los Ghorsai tuvieron la oportunidad de visitar a un especialista en audición que les proporcionó audífonos personalizados. Desde entonces, la familia ha expresado lo “muy feliz” y emocionada que está de poder escuchar con claridad todos los sonidos que habían perdido.

Sin la capacidad de oír o hablar, los Ghorsais a menudo se encontraban sentados en casa sin hacer nada, sin mucho impulso ni esperanza. Ahora, están ansiosos por construir relaciones, visitando a vecinos y familiares con regularidad. Tanto Nar como Dhan esperan regresar a las clases de inglés como segundo idioma (ESL) de World Relief para finalmente poder aprender el idioma inglés, una tarea que antes les resultaba imposible porque a ambos les costaba leer los labios. Nar explica: “Los ordenadores para los oídos me han dado una nueva vida. Es como si hubiera nacido de nuevo”.

Su hijo, Dal Ghorsai, sonríe radiante de alegría al describir la nueva libertad de la familia. Dal dice con una sonrisa en el rostro: “Me siento tan feliz que no podría expresarlo. Desde niños, eran sordos y discapacitados. Pero ahora pueden hacer todo. Ahora pueden tener vidas normales. Quiero dar las gracias a World Relief y, en concreto, a Esther, porque sufrió mucho por ellos”.

Cuando adquieran la capacidad de oír y hablar, los ghorsais no dudarán de que les resultará más fácil comunicarse con el mundo exterior y de que se integrarán más fácilmente en la cultura estadounidense. Su pasado estuvo marcado por una comprensión, unas relaciones y unas posibilidades de éxito limitadas; sin embargo, el futuro está lleno de esperanza y ambición.

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